#24h24p III Aniversario del blog CUIDANDO.ES. "Cuidando de ti. Lo que se ve y lo que no se ve"
FELIZ CUMPLEAÑOS, CUIDANDO.ES
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Así es, CUIDANDO.ES, cumple tres años y, como en todos sus aniversarios, dedican este día a la VISIBILIDAD DE LOS CUIDADOS DE ENFERMERÍA. Este año, de forma muy humilde, participo de forma directa en esos 24 post de su blog.
No tengo palabras para agradecer a Serafín y Antonio Jesús que me invitaran a escribir con toda libertad sobre lo que pensaba de los cuidados de Enfermería, de nuestra profesión y la visibilidad a nivel social de nuestro papel, de nuestra labor, todo enmarcado en el lema:
"Cuidando de ti. Lo que se ve y lo que no se ve"
Me preocupaba en todo momento, por un lado la responsabilidad de poder expresar algo de calado y por otro, estar a la altura, dado que a nivel de Enfermería ya estoy un poco desfasada de sus problemas cotidianos, de sus inquietudes asistenciales, de sus dificultades profesionales. en todo momento he procurado hacer un análisis desde el interior, procurar plasmar los logros, reflejar el cómo nos ven, pero sobre todo y creo que más importante aún, qué responsabilidad tenemos nosotros en todo lo que no hemos conseguido o hemos logrado a medias.
Esa ha sido mi intención, espero haberlo logrado.
Mi aportación se titula: NUESTRAS PROPIAS BARRERAS... y comienza así:
Foto (C) Lola Montalvo
Cuidando de ti: lo que se ve y lo que
no se ve.
NUESTRAS PROPIAS BARRERAS.
Los
profesionales de enfermería cuidamos, proporcionamos cuidados en salud y en
todos los procesos de enfermedad, tanto agudas como crónicas, así como
proporcionamos cuidados en aquellas personas y sus familiares que se ven
avocados a una patología degenerativa, invalidante o con posibilidad de muerte
a corto-medio plazo.
Entiendo que todo lo expuesto, para
muchos es un algo abstracto y sin contenido, porque, cuidamos, pero no curamos.
Y «curar es lo más importante, ¿no?». Sí, ese es el mantra general… Nuestro
papel de profesionales de la salud queda relegado a un segundo plano servil y
en absoluto científico, para el ideario colectivo, algo que deseamos cambiar
pero no es nada fácil.
Muchos son los logros conseguidos en los
últimos años: Grado, Doctorado, Investigación, Especialidades… todo ello
refrenda nuestro papel científico e investigador, nuestra capacidad, nuestro
bagaje y cuerpo de conocimientos, aunque sólo en el papel. Son títulos, sí,
pero son «títulos-migaja», son la consecución de nuestras reivindicaciones
durante años y años sin que se vea reflejado en la práctica diaria.
Somos una carrera de Grado, sí. pero nos siguen formando
profesionales ajenos a nuestra carrera y no, precisamente, los mejores. En nuestras universidades siguen
impartiendo clases en asignaturas de Enfermería (Farmacología, Anatomía,
Fisiopatología…) profesionales que denigran en las aulas nuestra capacidad para
llevar a cabo diagnósticos de enfermería, cuestionan nuestra capacidad para
llevar a cabo prescripción enfermera responsable y para proporcionar cuidados
basados en el método científico. Son pocos esos docentes entre un mar de los
que son correctos, sí; quizá no abundantes, pero no son los mejores y hacen
mucho daño, dañan la ilusión de alumnos llenos de vocación que esperan escuchar
otra cosa. En la carrera de Enfermería se siguen mostrando complejos
conceptuales que «han hecho necesario» que determinadas materias las impartan
profesionales ajenos a nuestra labor, no sólo en la práctica sin en el
espíritu. Hoy día estamos capacitados para lograr otros docentes, enfermeros a
ser posible, con su doctorado y todo el cuerpo de conocimientos preciso tanto
para investigar como para enseñar
Las Especialidades son otro tema
que muestra la ¿tomadura de pelo? de las administraciones hacia la Profesión
Enfermera. Sólo la de Matrona tiene un reflejo en puestos de trabajo real. Hoy
día puedes obtener varias especialidades (Enfermería Geriátrica, E.
Pedriátrica, E. Familiar y Comunitaria…) pero no existe una representación real
de plazas asistenciales en esta especialidades, de tal forma que cualquier
profesional ocupa un puesto donde haya, sin exigir o dar preeminencia a estas
especialidades. Casi una broma de mal gusto… ¿Especialidades? —se dicen
muchos—¿Para qué? Ni puesto ni sueldo ni nada se adapta a este esfuerzo
formativo, físico, moral y económico.
Otra china en el zapato que sufre
nuestra profesión es La Prescripción Enfermera. Un «algo» venenoso que
es necesario explicar incluso a ciertos facultativos que no tienen muy claro lo
que supone cuando nos exigen que actuemos sin sus órdenes escritas en hojas de
tratamientos y que supone que, hoy día,
los profesionales de la Enfermería nos encontremos en ALEGALIDAD cuando
desarrollamos nuestras tareas de forma cotidiana, que no tenemos capacidad ni
para poner una crema enzimas proteolíticas en una úlcera, un oxígeno en
mascarilla al 24% o una vacuna de tétanos a un paciente que ha sufrido una
quemadura de 2º grado, por poner varios ejemplos. Eso supone que muchos de
nosotros no aceptemos órdenes verbales y/o telefónicas sobre la administración
de ciertos productos farmacéuticos y, menos aún, después de sendas sentencias
vergonzosas que se han dado en los últimos meses contra profesionales de
enfermería. Este tema sí que es la tomadura de pelo más enorme que ha sufrido
Enfermería, la injerencia más brutal que se ha cometido sobre nuestra labor y
el bofetón más patético que nos han perpetrado en el centro de nuestras
funciones oficiosas.
Creo que la capacidad científica,
investigadora, docente, asistencial de nuestra profesión es mayor que nunca,
pero nuestra capacidad legal de actuar en menor que antes. Nuestro desarrollo
depende de la elaboración y aprobación de ciertas leyes que no terminan de
arrancar, bien por bloqueos intencionados o por memez legislativa, el caso es
que si la visión que las Administraciones tienen de nuestro papel en la sanidad
es sesgado, servil y supeditado a otros, pocos resultados podremos conseguir
nosotros aunque nuestra ilusión sea infinita y nuestra capacidad sobradamente demostrada.
De todos modos no le echemos la culpa al
sistema de nuestra limitada visión en la sociedad. Algo de responsabilidad es
nuestra, sin duda. Si en docencia deben enseñar los mejores, seamos nosotros
los mejores. Si queremos que nuestros cuidados tengan un respaldo científico,
proporcionémoslo. Si queremos seguir avanzando y superando obstáculos,
formémonos, superemos las trabas que encontramos a diario. Si hay que demostrar
constantemente nuestra capacidad porque el sistema es así, esforcémonos en
demostrarlo todos y cada uno de los días. Quejarse no sirve de nada,
apalancarse a la sombra de otros es cómodo quizá, pero no permite avanzar ni
romper límites que sólo nosotros vemos. Si no se trabaja en equipo, demostremos
que el equipo es la mejor forma de trabajar.
Somos nosotros, los profesionales de
enfermería, los que debemos conseguir nuestros propios objetivos. Y éstos aún no han tocado techo.
...
Y, por ahora, nada más.
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