NUTRICIÓN: DIETAS DETOX: MITOS Y REALIDAD

Imagen que muestra batido verde de frutas y vegetales; alrededor vegetales y verduras enteros

Las dietas Detox o Détox llevan varios años teniendo una enorme presencia en revistas y redes sociales como medio para obtener una depuración o desintoxicación tras un periodo de excesos —fiestas navideñas, vacaciones, celebraciones…—, así como medio recomendado para perder peso. Son dietas que se basan en premisas no contrastadas y que no tienen respaldo ni evidencia científicos que las avale o les proporcione visos de eficacia y seguridad. Aun así, quienes las defienden siguen prometiendo sus bondades.
      El concepto detox o détox —que también lo encontramos así en diversas publicaciones— hace referencia al concepto de desintoxicación; concretamente, hace referencia al término en inglés, «detoxification», por lo que sería una abreviatura o simplificación del término referido.
      Los que defienden este tipo de dieta la consideran una dieta depurativa, antioxidante, que busca eliminar toxinas y sustancias nocivas del cuerpo, residuos que, según afirman en sus espacios, «el cuerpo tarda mucho en eliminar»; incluyen en este amplio concepto a los radicales libres que se han acumulado por algún motivo: excesos, enfermedades, vacaciones… En definitiva, afirman que es una dieta para desintoxicar el cuerpo y permitir que esté más sano, ligero y rejuvenecido. También se busca con estas dietas perder peso y promover una vida saludable y cierto bienestar.
      Nos encontramos ante una dieta a base de zumos verdes y frutas, alimentos saludables con alto contenido en fibra, antioxidantes y agua, en el que no se consume ningún alimento sólido; dieta que suele durar unos días y en el que el resultado será limpiar hígado y riñones. Se considera que puede formar parte de un estilo de vida, más que de una dieta puntual en sí; siguiendo sus pautas nos aseguran que se puede potenciar la eliminación de esos tóxicos, sobre todo actuando en el hígado gracias a la acción de ciertos nutrientes con ese poder.

Los antecedentes de esta dieta son difusos. Siguiendo la cronología que muestra (Vázquez, 2014), los autores de dietas similares se remontan a 1970, con la dieta del Pomelo que se puso de moda entre la población hippy de EE.UU.; 1976, de la mano de Stanley Burroughs, un nutricionista que fomentó dietas a base de limonada o de sirope de savia durante dos semanas, sin tomar alimento sólido alguno. Culmina en 1998 con el conocido como Método Moritz, cuyo autor Andreas Moritz proponía limpiar el hígado a base de ingerir zumos de manzana y limón.

Bases teóricas de dieta detox
Sus defensores nos dicen que se trata de dietas depurativas cuyo fin es depurar y desintoxicar el organismo eliminando toxinas de nuestro cuerpo; se afirma que su acción va dirigida fundamentalmente a hígado, piel y riñones. Para justificar esta afirmación, las explicaciones que se nos proporcionan quienes ofertan esta dieta indican que nuestro organismo acumula múltiples toxinas, tanto ambientales (contaminación, productos químicos, insecticidas, medicamentos, alcohol, carnes rojas…) como endógenas (estrés y ansiedad, infecciones, patologías); al conjunto de todas ellas se les llama «toxicidades». Siguiendo estas dietas nos aseguran que se eliminarán todas estas «toxicidades», mejorará el bienestar, se elimina exceso de líquidos, mejora tránsito intestinal, mejora aporte nutricional, mejora sueño y descanso, la persona se sentirá más ligera.
      Las dietas detox consisten en la ingesta de zumos, batidos y tés, ingeridos en diferentes periodos, generalmente, considerados a lo largo del año, con el objetivo de depurar y conseguir efectos antioxidantes, con una duración variable: desde un fin de semana intensivo a tres semanas, en los que se van modificando los alimentos permitidos y la forma de tomarlos. Cuanto más corto el tiempo de dieta, encontraremos una propuesta detox más estricta.

¿Se sostienen las bases teóricas de las dietas detox? Función de eliminación del organismo
Nuestro organismo mantiene su homeostasia gracias a un complejo y muy bien organizado sistema de eliminación, por el cual se deshace de todas las sustancias de desecho-metabolitos, toxinas y todas aquellas sustancias que no le resultan útiles y que precisa eliminar para que el buen funcionamiento de órganos y sistemas esté asegurado. En ese proceso de eliminación se encuentran implicados varios sistemas y órganos:
   →Aparato respiratorio: pulmones
   →Piel
   →Aparato digestivo: hígado
   →Aparato urinario: riñones
El organismo mantiene su funcionalidad y homeostasia eliminando de forma autónoma y autorregulada todas las toxinas, metabolitos, sustancias y minerales excedentes, que podrían resultar nocivos si se acumularan de alguna forma; se puede afirmar que no es preciso que, en un organismo sano, se estimule de ninguna manera la eliminación de toxinas. Es decir, el cuerpo humano sano se autolimpia a diario, comamos lo que comamos y no se acumulan toxinas de ningún tipo. Lo único que precisa es un aporte adecuado de agua para que se posibilite una función adecuada tanto en piel, aparato digestivo y riñones. Por supuesto, partimos de la hipótesis de un cuerpo sano sin patologías agudas o crónicas que afecten a ninguno de estos órganos.

Valoración cualitativa de la dieta detox:
Tras realizar el análisis de las dietas que más frecuentemente se ofertan en las redes sociales y webs (véase trabajo adjunto al final del post), se puede afirmar:
→ De entrada, se aprecia la ausencia de muchos alimentos que deberían forman parte de una alimentación variada y saludable, en base a las nuevas tendencias actuales de recomendación: quitando la presencia marginal de aguacate, tomate, limón o naranja, se observa una preocupante ausencia de fruta fresca en todas las comidas; tampoco se observa que se pueda ingerir cereales integrales, legumbres, lácteos o variedad de proteínas en forma de pescado fresco —blanco y azul— y carnes.
→ Escasez de vitaminas y minerales, sobre todo procedentes de alimentos como frutas y lácteos, así como proteínas AVB de procedencia animal
→ La dieta se observa monótona: se basa en batidos, ensaladas… dure cuanto dure, la monotonía hace que se pierda el disfrute en los platos que se ingieren.
→ Error de consumo de batidos: Al licuar los alimentos en batidos, lo que se ingiere es la parte líquida de los mismos, quedando fuera la fibra y todas aquellas estructuras que condicionan una adecuada velocidad de absorción de azúcares y grasas, por lo que el Índice Glucémico de estos batidos puede ser elevado y la absorción de las grasas, completa.
→ Solo se suelen recomendar tres comidas. A algunas personas puede resultarle poco y la sensación de hambre entre horas, insufrible.

Quedan más o menos de manifiesto dos cuestiones: una, lo innecesario de llevar a cabo este tipo de dietas para ayudar al organismo a eliminar toxinas, dado que este proceso lo realiza el organismo por sí mismo, tal como se vio más arriba. En definitiva, no está demostrado ni existen evidencias científicas de que las dietas detox produzcan efecto beneficioso ni eliminen toxinas más allá de la funcionalidad propia del organismo; y otra cuestión, que dadas sus peculiaridades y las pautas establecidas, las dietas detox presentan ciertas carencias nutricionales y, por ello, ciertos riesgos para la salud para quien la sigue, que tanto (Klein, A., y Kiat, H., 2015) como (Bretón Lesmes, 2016) como (Revenga Frauca, 2017) recogen en sus artículos y que, de forma resumida, son:
👉 Dietas pobres en proteínas de AVB que producirían pérdida de masa muscular.
👉 Síntomas de malestar general, cefaleas, insomnio… Incluso en las webs avisan que se pueden sufrir estos síntomas.
👉 Déficit de minerales y oligoelementos como calcio, zinc, hierro, con lo que ello supone en el organismo. Pobre aporte de vitaminas.
👉 Exceso de tóxicos naturales con estos batidos verdes y sin cocinar, como el ácido oxálico→ litiasis renal y nefropatías. Un solo vaso de estos batidos puede contener más de la cantidad de oxalatos recomendada al día.
👉 Restricción severa de energía derivado de los ayunos y la limitación de nutrientes que condicionan déficits de los mismos —indicados más arriba—, que podrían condicionar un desequilibrio electrolítico, incluso acidosis láctica y muerte. En (Silva Araújo Freire, A., y Bezerra de Araújo, L., 2017) se expone de forma detallada las carencias que se han encontrado en el desarrollo del trabajo en las dietas detox.
👉Las dietas de este tipo no sirven para perder peso, no reducen la grasa acumulada, ni está demostrado que ayuden a mantener el peso saludable a largo plazo
👉Por supuesto las dietas detox, tal como se indicó más arriba, pueden ser seguidas en periodos desde 3 días a 21 —algunos recomiendan hasta más tiempo—; ello supone que el perjuicio que se derive de alimentarse bajo las premisas de este tipo de dietas será directamente proporcional al tiempo en total que se siga la misma.

A modo de conclusión, sobre las dietas detox
Las dietas detox no sirven para los propósitos que sus defensores y creadores manifiestan en sus publicaciones. El proceso «detox» llevado a cabo de forma periódica mediante dietas consistentes en batidos, dietas, zumos o productos diseñados para tal fin es totalmente innecesario. Un organismo sano es capaz de eliminar de forma diaria y constante todos los residuos y sustancias innecesarias que se producen en el proceso metabólico y/o que consumen a diario, gracias a la acción de todos los órganos y sistemas que participan en el proceso de eliminación. No existen evidencias científicas que indiquen que estas dietas sirvan para nada y, sin embargo, el diseño de las mismas supone importantes carencias energéticas y nutricionales que sí pueden ocasionar un perjuicio al organismo, en base al tiempo que se lleve a cabo y a lo más o menos estricto de sus limitaciones en alimentos.
      Algunos autores (Klein y Kiat, 2015) se preguntan el porqué de estas dietas, por qué alguien se siente impulsado a seguirlas; generalmente son dietas que se siguen tras periodos de excesos en comida y bebida →pecado y contaminación; la respuesta es la exposición de dos ideas: →purificación y redención. Se genera una relación poco saludable con los alimentos-alimentación y la nutrición. Los cantos de sirena ofertados en webs y revistas, que prometen eliminar en pocos días los efectos de nuestros excesos durante meses, son muy atractivos pero falsos. Este es el motivo de que tengan tanto éxito en estos tiempos.
      Es, en definitiva, una dieta desaconsejable en toda situación y nada recomendable para perder peso. Si alguien se ve en esta necesidad de perder/controlar peso por el motivo que sea, tanto en salud como en una enfermedad, recomiendo que pregunte a su enfermera.

Aquí se puede leer el trabajo completo y consultar la bibliografía que se utilizó para su realización
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Para saber más:

García Bello, Débora (2019). Las dietas detox ni desintoxican ni adelgazan. Cuaderno de Cultura Científica. Fronteras. https://culturacientifica.com/2019/01/10/las-dietas-detox-ni-desintoxican-ni-adelgazan/
Referencias de esta entrada:
  • Bretón Lesmes, I. (2016). Revisión crítica de las dietas de moda en el tratamiento de la obesidad. An Real Acad Farm Vol. 82, Special Issue , 195-205.
  • Klein, A., y Kiat, H. (2015). Detox diets for toxin elimination and weight management: a critical review of the evidence. Journal of Human Nutrition and Dietetics. 28, 675-686.
  • Revenga Frauca, J. (enero de 2017). El sinsentido de las dietas «detox». Recuperado el noviembre de 2018, de El Comidista. ElPais.com: https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2017/01/17/articulo/1484675316_664180.html
  • Silva Araújo Freire, A. y Bezerra de Araújo, L. (2017). Composição nutricional de dietas de detoxificação divulgadas em revistas não científicas . Revista Brasileira de Nutrição Esportiva, v.11, n.65, 536-543.
  • Vázquez, K. (2014). Los mitos de las dietas ‘detox’. El País Semanal (online) https://elpais.com/elpais/2014/06/26/eps/1403808560_798609.html.

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Imagen que encabeza este artículo obtenida en Pixabay  

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hola Lola, en mi intención desesperada de encontrar posibles respuestas e indagando en todas las fuentes de información posibles, tanto basadas en experiencias personales contadas desde la perspectiva de compañeros y amigos de profesión o escritas y narradas en primera persona desde la publicación en un blog como es en tu caso, por fin he comprendido mi situación y los sentimientos que de esta me acompañan.
Son sentimientos que para mí, en todo caso, chocan con una realidad que no esperaba. Y que finalmente han abocado en volver a replantearme el camino seguir. A elegir entre muchos o un par.

Tengo 49 años y con mucho esfuerzo y una motivación desmesurada, conseguí mi título de Grado en Enfermería a los 42.

Mis inicios fueron difíciles, vivo en una ciudad relativamente pequeña y no me importó hacer la maleta para encontrar nuevas oportunidades fuera de ella.
He recorrido ciudades maravillosas, he conocido grandes profesionales y grandes personas que contribuyeron en mi desarrollo profesional a pesar de mis propios desafíos, con mis valores, con mis dificultades, con mis virtudes y mis defectos, con mis debilidades y mis fortalezas, con mi constancia, ilusión, empeño... con el fin de alcanzar la excelencia en mi labor y, desde luego, sentir cada día la satisfacción de haber realizado con cada acción y con cada uno de mis pacientes el trabajo bien hecho.

Pero mis esfuerzos han resultado en vano.

En los últimos seis meses he tenido que pasar por la terrible y devastadora experiencia de un mobbing del que, a pesar del daño y del grandísimo dolor ocasionado, a pesar de todo, no hizo replantearme mi profesión. Sin embargo, si fui capaz de ver de lo que, aquellos que llamamos compañeros, son capaces de hacer.

En mi último y más reciente puesto de trabajo me han despedido a los tres días, reconociéndome (con el despido ya firmado encima de la mesa) mi excelente trato al paciente, mi experiencia demostrable, y que, sorprendida, les pregunto el motivo. Y la respuesta que me ofrecen es que "no te adaptas al servicio". A lo que yo respondo con expresión igualmente de sorpresa, mezclada con cierta risa acompañada de una gran pizca de grandilocuente incredulidad, que, como es lógico, en tres días, no me ha dado tiempo. A lo que me responde la supervisora con expresión de (Oops!) y me dice: "ahí si debo darte la razón, ciertamente, no te hemos dado el tiempo suficiente para que puedas adaptarte".

Inevitablemente, no tuve más remedio que reírme de la situación en esa reunión, con la directora del departamento de RRHH delante, que permaneció completamente inmune a esas palabras, y una de las supervisoras del servicio (porque los supervisores eran dos).

Por tanto, la pregunta que me hago, que hace además que suene en mi cabeza de igual forma como si treinta martillos me estuvieran sacudiendo a la vez, es la siguiente: ¿ y de esta gente, de sus decisiones, de sus juicios, depende mi puesto de trabajo, mi sustento, mi estabilidad laboral y mi economía?.

No me extenderé en exponer que en otra ocasión me ocurrió algo parecido.
Pero sí voy a decirte que en los tres casos... yo era "la nueva".

Por todo ello, volver a replantearme mi vida casi a los 50 y mi decisión de colgar la bata y formarme en otro sector que me permita ser autónoma y aguantar tonterías las justas, me temo, que es inminente.

Gracias por gran tu artículo Lola.









Lola Montalvo ha dicho que…
Hola, buenos días, ANÓNIMO.GRADO ENFERMERA.
siento mucho lo que me cuentas, lo siento más porque yo sufrí algo similar. Es realmente desolador llegar a la conclusión de que deseas cambiar de trabajo porque te agobian o no te tratan con compañerismo. No tengo respuestas para estas situaciones como tampoco la tuve para mí...
Espero de corazón que pronto encuentres tu camino, tanto si es la Sanidad como si te decantas por otro distinto
Un abrazo

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