VISIBILIDAD DE LOS CUIDADOS... TRABAJO EN EQUIPO
Hoy 20 febrero, es el cumple de CUIDANDO.ES. Ante todo, felicidades como espacio, y a sus responsables, Antonio Jesús y Serafín, les deseo lo mejor. Ellos ya se han hecho un hueco, merecidamente, sin duda alguna, en la BLOGOSFERA SANITARIA. Cuando hace unas semanas, ofertaron participar en estas 24h-24p de su segundo aniversario como blog, me lancé a ofrecer mi espacio, ofrecimiento que ellos aceptaron. Y yo se lo agradezco, una vez más...
El año pasado participé dando voz a los profesionales de enfermería, reivindicando su labor, que sé que para muchos ciudadanos es algo totalmente desconocido. Esta vez, en la entrada de este año, lo haré utilizando mi propia voz. Por más que rebusco en mi inspiración, muy magra en los últimos tiempos, no encuentro voz ajena que pueda decir todo lo que necesito en esta entrada. Serán mis reflexiones, en definitiva, sobre el trabajo en equipo en salud, eso sí, las plasmaré desde varias vertientes, las que hoy día más me preocupan.
Allá va.
Allá va.
TRABAJO EN EQUIPO:
Más un deseo que una realidad cotidiana. Cuando escuchas cómo se trabaja hoy día en cualquier centro asistencial sanitario, en cuanto escuchas a sus profesionales explicar cómo se desarrolla su labor día a día, se comprende rápido que el TRABAJO EN EQUIPO queda supeditado a la buena voluntad de los profesionales de cada servicio, de cada unidad, de cada centro de salud y no es un algo sobreentendido, que se dé por supuesto, que se eduque o se instruya en las escuelas y facultades... No, cuando te formas como profesional te enseñan a trabajar con otros, no te entrenan para llevar a cabo un trabajo en equipo tal como debería serlo en Salud, es decir: diferentes profesiones, varios profesionales, que supeditan el protagonismo de su labor en pro de un bien común que es la recuperación de la salud de nuestros pacientes o la atención a su salud o a su proceso de enfermedad, sea esta aguda o crónica, impulsados por objetivos comunes, con roles claros y definidos, con soluciones consensuadas y respeto mutuo a la labor desarrollada propia y ajena, con una planificación conjunta de programas, y con un liderazgo positivo por parte del profesional más capacitado. No, no enseñan esto (salvo en la teoría) ni te adiestran para trabajar así en las escuelas y facultades, por lo que trabajar en equipo será una habilidad que debe ser adquirida desde el mismo momento en que un profesional de la salud sale al ruedo asistencial bien sea hospitalario, de Primaria, de Especializada o de cualquier centro relacionado con la salud.
Muchos confunden trabajar juntos con trabajar en equipo. Es un error muy común, porque pasar visita juntos, compartir crónicos en consulta o hacer visitas a domicilio juntos, escuchar ciertas propuestas o plantear en común ciertas soluciones, no es trabajar en equipo. Ya traté el tema con anterioridad y afirmé en su día lo que hoy mantengo: trabajar en equipo es una cuestión de actitud, de buena voluntad por parte de los profesionales que deben conformar ese equipo multidisciplinar, y que requiere siempre dar valor al trabajo propio en la medida que se engrana con el de los demás profesionales. Y eso no es una generalidad en los servicios asistenciales. En muchos se trabaja en equipo y funcionan bien, pero su labor no se ve apoyada o refrendada por el conjunto de la sanidad. Son islas asistenciales, en lo que a equipos se refiere. Y ya si nos vamos a los centros privados...
El trabajo en equipo debería ser enseñado/adiestrado/motivado/estimulado durante nuestro periodo de formación como profesionales de la salud en las universidades, en las escuelas profesionales, en los centros de formación... Enseñar y aprender a restar protagonismo de unos sobre otros. Debería ser la forma establecida de trabajar en todo centro asistencial, la herramienta imprescindible, necesaria que permita conseguir, así, que todos los eslabones de la cadena tiren en la misma dirección con un mismo objetivo. Un objetivo que, en ocasiones, perdemos de vista...
PACIENTE:
Muchos confunden trabajar juntos con trabajar en equipo. Es un error muy común, porque pasar visita juntos, compartir crónicos en consulta o hacer visitas a domicilio juntos, escuchar ciertas propuestas o plantear en común ciertas soluciones, no es trabajar en equipo. Ya traté el tema con anterioridad y afirmé en su día lo que hoy mantengo: trabajar en equipo es una cuestión de actitud, de buena voluntad por parte de los profesionales que deben conformar ese equipo multidisciplinar, y que requiere siempre dar valor al trabajo propio en la medida que se engrana con el de los demás profesionales. Y eso no es una generalidad en los servicios asistenciales. En muchos se trabaja en equipo y funcionan bien, pero su labor no se ve apoyada o refrendada por el conjunto de la sanidad. Son islas asistenciales, en lo que a equipos se refiere. Y ya si nos vamos a los centros privados...
El trabajo en equipo debería ser enseñado/adiestrado/motivado/estimulado durante nuestro periodo de formación como profesionales de la salud en las universidades, en las escuelas profesionales, en los centros de formación... Enseñar y aprender a restar protagonismo de unos sobre otros. Debería ser la forma establecida de trabajar en todo centro asistencial, la herramienta imprescindible, necesaria que permita conseguir, así, que todos los eslabones de la cadena tiren en la misma dirección con un mismo objetivo. Un objetivo que, en ocasiones, perdemos de vista...
PACIENTE:
Es este el objetivo de nuestra labor que nunca deberíamos perder de vista. En nuestro Equipo de Salud creo que deberíamos integrar un nuevo «eslabón» que a menudo se nos olvida y que en los últimos tiempos ha adquirido un protagonismo que muchos no se esperaban -yo entre ellos, la verdad-, otros sí y que otros muchos no han deseado jamás que apareciera: EL PACIENTE/CUIDADOR PRINCIPAL -incluyo a ambos, teniendo en cuenta los diferentes grados y capacidad de autonomía y decisión de cada paciente en según qué procesos de salud/enfermedad-.
Hasta hace relativamente poco se veía al PACIENTE (me referiré sólo a paciente, dando por supuesto que será el cuidador principal en ciertos procesos) como un ente pasivo, que recibía cuidados, tratamientos, terapias... con una capacidad limitada o nula de decidir -salvo la de aceptar o rechazar- porque su cultura sanitaria y científica era nula o escasa. Era una postura cómoda para muchos dado que el PACIENTE no cuestionaba apenas el criterio y la profesionalidad de los que conformaban el sistema asistencial.
Hoy día eso ya no es así en muchos casos. Aunque sigue predominando el modelo antiguo, cada día con más frecuencia, el paciente se vuelve un elemento activo en su salud/patología/proceso, que busca información por su cuenta, que desea conocer su afección, que valora y pide otras opiniones a la hora de aceptar un tratamiento, terapia o programa de cuidados. Las nuevas tecnologías han operado esta transformación en la actitud de los pacientes ante todo lo que afecta directa o indirectamente a su salud-enfermedad, transformación que los profesionales podemos aceptar mejor o peor, pero que debemos asumirla cuanto antes, porque ya no hay vuelta atrás. Los pacientes y usuarios ya no son un elemento pasivo en el desarrollo de nuestra labor que se deje curar o cuidar o tratar, sin más. Los pacientes buscan un hueco en las decisiones y lo reivindican con razones sobradas. Ellos mismos conforman a menudo grupos y asociaciones por enfermedades y procesos, no sólo en la calle sino en Internet, en el que intercambian experiencias e información, se ayudan unos a otros, se educan y forman entre ellos en cuidados y se asesoran en el acceso a recursos de salud y asistenciales en su entorno.
Es conocido que el proporcionar formación, protagonismo y responsabilidad al paciente y a sus familiares sobre la patología en cuestión -sobre todo en procesos crónicos- facilita la adhesión a los tratamientos y al plan de cuidados, consiguiendo que el control de ciertas patologías sea más exitoso y la calidad del vida del paciente mucho mejor; se ha visto en patologías crónicas como Diabetes, ERC, cardiopatías, cáncer... y es un objetivo buscado en los planes de cuidados o en la prevención de determinados procesos y patologías. Responsabilidad al ciudadano en su salud/enfermedad se ha decantado como un algo positivo y muy útil.
La cuestión, peliaguda ciertamente, es cómo se puede incorporar al paciente en el equipo de salud... Porque, ¿se debería incorporar al equipo, de forma individual o colectiva? No tengo la respuesta, la verdad, pero lo que sí sé es que los pacientes han salido de la esfera en que se encontraban, periférica, secundaria o pasiva, como se le quiera llamar, y han pasado a tener un papel importante y muy activo en la toma de decisiones en lo que a su salud y enfermedad respecta. Han tomado la iniciativa, incluso, en la adquisición de ciertos hábitos saludables y de educación para la salud (Proyecto Fresneda, como ejemplo más llamativo) en su comunidad. El PACIENTE EXPERTO -el calificativo es mío, si se me permite- aparece cada día con más frecuencia en nuestro entorno con más fuerza cada día y es algo que no debemos ignorar, más aún, debemos colaborar con ellos y sumarlos a nuestros proyectos de salud y de prevención-cuidado de determinados procesos.
Algo ha cambiado, eso está claro. Cuanto antes lo aceptemos, más rápido y mejor sabremos adaptarnos a lo que los pacientes y usuarios están demandando ya de nuestro trabajo. Nuestra forma tradicional de trabajar con los pacientes debe cambiar y adaptarse.
CRISIS:
Los recortes en Sanidad y ciertos servicios sociales como Dependencia y atención a Ancianos, a personas con necesidades especiales... son algo conocido por todos y resultan una solución de dudosa eficacia, que los profesionales de la salud critican de forma ferviente y constante. Hay más carga asistencial en hospitales y centros de salud, se trabaja más horas, se cobra menos, no se cubren las bajas y permisos... por lo que la carga asistencial se ve incrementada más aún.
Vemos en prensa que ciertos colectivos de profesionales de la salud protestan ante estos recortes y manifiestan su preocupación por lo que podrá suponer para la asistencia de los ciudadanos a muy corto plazo. Y tienen razón, sin duda alguna.
Pero en estas manifestaciones de profesionales a nivel institucional (colegios profesionales, sobre todo) vemos poca unión entre colectivos... y eso a los ciudadanos es lo que les llega. No existe un equipo moral frente a la crisis de cara a la ciudadanía. Sólo individualismos. Flaco favor al espíritu de equipo que se desea estimular desde ciertos sectores asistenciales.
Sé que ese separatismo entre colectivos no es lo que de verdad predomina en el «tajo asistencial», si se me permite el coloquialismo. Médicos/as, enfermeros/as, auxiliares, celadores, farmacéuticos, trabajadores sociales... no piensan por separado ni se sienten separados del resto de sus compañeros y de otros colectivos ante el enorme problema que copa hoy nuestra sociedad por la escasez de recursos económicos. Pero lo que le llega a la gente de la calle es esa separación e individualismo de mensajes contra la crisis, de los que desean hacerse ver como únicas voces autorizadas frente a esta crisis. Por ello, y para finalizar, me permito alzar esta crítica contra estos mensajes oficiales individuales que tanto daño hacen a la idea de equipo de salud que muchos deseamos hacer valer, no sólo como idea o proyecto, sino como realidad cotidiana de trabajo. No es el momento de protagonismos. Los ciudadanos ya nos ven o nos verán en lo que valemos... que nadie estire el cuello demasiado.
Estoy convencida de que saldremos de esta crisis, pero lo haremos más pronto y mejor si lo hacemos juntos, trabajando juntos, afrontando juntos las carencias materiales y de personal que sufrimos en estos días y que nadie sabe cuánto va a durar, contando con la labor de todos los que conformamos el equipo de salud. Cada uno con lo que pueda hacer y en la medida de sus posibilidades. Todos somos importantes en el equipo de salud.
Y, por ahora, nada más.
Hasta hace relativamente poco se veía al PACIENTE (me referiré sólo a paciente, dando por supuesto que será el cuidador principal en ciertos procesos) como un ente pasivo, que recibía cuidados, tratamientos, terapias... con una capacidad limitada o nula de decidir -salvo la de aceptar o rechazar- porque su cultura sanitaria y científica era nula o escasa. Era una postura cómoda para muchos dado que el PACIENTE no cuestionaba apenas el criterio y la profesionalidad de los que conformaban el sistema asistencial.
Hoy día eso ya no es así en muchos casos. Aunque sigue predominando el modelo antiguo, cada día con más frecuencia, el paciente se vuelve un elemento activo en su salud/patología/proceso, que busca información por su cuenta, que desea conocer su afección, que valora y pide otras opiniones a la hora de aceptar un tratamiento, terapia o programa de cuidados. Las nuevas tecnologías han operado esta transformación en la actitud de los pacientes ante todo lo que afecta directa o indirectamente a su salud-enfermedad, transformación que los profesionales podemos aceptar mejor o peor, pero que debemos asumirla cuanto antes, porque ya no hay vuelta atrás. Los pacientes y usuarios ya no son un elemento pasivo en el desarrollo de nuestra labor que se deje curar o cuidar o tratar, sin más. Los pacientes buscan un hueco en las decisiones y lo reivindican con razones sobradas. Ellos mismos conforman a menudo grupos y asociaciones por enfermedades y procesos, no sólo en la calle sino en Internet, en el que intercambian experiencias e información, se ayudan unos a otros, se educan y forman entre ellos en cuidados y se asesoran en el acceso a recursos de salud y asistenciales en su entorno.
Es conocido que el proporcionar formación, protagonismo y responsabilidad al paciente y a sus familiares sobre la patología en cuestión -sobre todo en procesos crónicos- facilita la adhesión a los tratamientos y al plan de cuidados, consiguiendo que el control de ciertas patologías sea más exitoso y la calidad del vida del paciente mucho mejor; se ha visto en patologías crónicas como Diabetes, ERC, cardiopatías, cáncer... y es un objetivo buscado en los planes de cuidados o en la prevención de determinados procesos y patologías. Responsabilidad al ciudadano en su salud/enfermedad se ha decantado como un algo positivo y muy útil.
La cuestión, peliaguda ciertamente, es cómo se puede incorporar al paciente en el equipo de salud... Porque, ¿se debería incorporar al equipo, de forma individual o colectiva? No tengo la respuesta, la verdad, pero lo que sí sé es que los pacientes han salido de la esfera en que se encontraban, periférica, secundaria o pasiva, como se le quiera llamar, y han pasado a tener un papel importante y muy activo en la toma de decisiones en lo que a su salud y enfermedad respecta. Han tomado la iniciativa, incluso, en la adquisición de ciertos hábitos saludables y de educación para la salud (Proyecto Fresneda, como ejemplo más llamativo) en su comunidad. El PACIENTE EXPERTO -el calificativo es mío, si se me permite- aparece cada día con más frecuencia en nuestro entorno con más fuerza cada día y es algo que no debemos ignorar, más aún, debemos colaborar con ellos y sumarlos a nuestros proyectos de salud y de prevención-cuidado de determinados procesos.
Algo ha cambiado, eso está claro. Cuanto antes lo aceptemos, más rápido y mejor sabremos adaptarnos a lo que los pacientes y usuarios están demandando ya de nuestro trabajo. Nuestra forma tradicional de trabajar con los pacientes debe cambiar y adaptarse.
CRISIS:
Los recortes en Sanidad y ciertos servicios sociales como Dependencia y atención a Ancianos, a personas con necesidades especiales... son algo conocido por todos y resultan una solución de dudosa eficacia, que los profesionales de la salud critican de forma ferviente y constante. Hay más carga asistencial en hospitales y centros de salud, se trabaja más horas, se cobra menos, no se cubren las bajas y permisos... por lo que la carga asistencial se ve incrementada más aún.
Vemos en prensa que ciertos colectivos de profesionales de la salud protestan ante estos recortes y manifiestan su preocupación por lo que podrá suponer para la asistencia de los ciudadanos a muy corto plazo. Y tienen razón, sin duda alguna.
Pero en estas manifestaciones de profesionales a nivel institucional (colegios profesionales, sobre todo) vemos poca unión entre colectivos... y eso a los ciudadanos es lo que les llega. No existe un equipo moral frente a la crisis de cara a la ciudadanía. Sólo individualismos. Flaco favor al espíritu de equipo que se desea estimular desde ciertos sectores asistenciales.
Sé que ese separatismo entre colectivos no es lo que de verdad predomina en el «tajo asistencial», si se me permite el coloquialismo. Médicos/as, enfermeros/as, auxiliares, celadores, farmacéuticos, trabajadores sociales... no piensan por separado ni se sienten separados del resto de sus compañeros y de otros colectivos ante el enorme problema que copa hoy nuestra sociedad por la escasez de recursos económicos. Pero lo que le llega a la gente de la calle es esa separación e individualismo de mensajes contra la crisis, de los que desean hacerse ver como únicas voces autorizadas frente a esta crisis. Por ello, y para finalizar, me permito alzar esta crítica contra estos mensajes oficiales individuales que tanto daño hacen a la idea de equipo de salud que muchos deseamos hacer valer, no sólo como idea o proyecto, sino como realidad cotidiana de trabajo. No es el momento de protagonismos. Los ciudadanos ya nos ven o nos verán en lo que valemos... que nadie estire el cuello demasiado.
Estoy convencida de que saldremos de esta crisis, pero lo haremos más pronto y mejor si lo hacemos juntos, trabajando juntos, afrontando juntos las carencias materiales y de personal que sufrimos en estos días y que nadie sabe cuánto va a durar, contando con la labor de todos los que conformamos el equipo de salud. Cada uno con lo que pueda hacer y en la medida de sus posibilidades. Todos somos importantes en el equipo de salud.
Y, por ahora, nada más.
Comentarios
Un abrazo.
Un saludo.
Me quedo con una frase que me ha llamado mucho la atención
"El trabajo en equipo debería ser enseñado/adiestrado/motivado/estimulado durante nuestro periodo de formación como profesionales..."
Como siempre magnífica.
Un beso grande rosa
http://ana-vivirconinsuficienciarenal.blogspot.com/
Un abrazo
Besos miles y gracias.