Reflexiones: Ideas al viento
Como sigue haciendo un calor que abrasa los cerebros, como sigue siendo verano y casi todo el que puede se larga de vacaciones, quiero continuar presentando temas que no obliguen a una lectura muy sesuda; por ello me lanzo a escribir sobre cuestiones varias respecto al trabajo de un/a enfermero/a. Espero que os guste.
Una de las muchas razones por las que me lancé a escribir una novela en la que su protagonista, una enfermera, nos mostrara en primera persona la verdadera realidad del trabajo en un hospital, fue el menudeo, en nuestras televisiones, de series de producción nacional o extranjera sobre hospitales y centros de Urgencias. Series que me parecen, en su mayoría, infumables y falsas como un euro de plomo. Esa imagen que dan de que los médicos se enrollan constantemente con las enfermeras... matizado hoy día en que las médicas se enrollan siempre que pueden con los enfermeros -por eso de la paridad y tal-, es tan verdad como lo puede ser en cualquier otro trabajo en el cual hombres y mujeres trabajen juntos. Las series extranjeras, me dan igual; pero las de este, nuestro país, contribuyen a generar una bola enorme, llamada falacia, en la que parece que las hormonas del personal sanitario forman una capa espesa sobre sus cabezas y no pueden hacer otra cosa que dar salida horizontal o vertical a sus feromonas entre baldas llenas de toallas, sistemas de suero, kit de suturas y carros de parada.
En las diversas plantas y unidades de nuestros hospitales, la mayor parte del tiempo, el personal está tan cargado de trabajo y tiene tanto de lo que ocuparse, que poco tiempo les resta para lanzarse a saciar apetitos sexuales por almacenes o salas de estar. Por supuesto, pueden existir algunas excepciones. Pero no es el ambiente natural o inherente a nuestro trabajo. Por mucho que se siga creyendo lo contrario.
Por lo menos, en la actualidad, en estas horripilantes series ya no sacan a sus 'enfermeras' como hace unos años en una conocida serie de TV, en la que su 'prota' aparecía con uniforme escotado y super-estrecho que no dejaba ningún detalle de la anatomía de la susodicha a la imaginación. Y por lo menos, ya aparecen mujeres médicas y hombres enfermeros... Antes no se salía del cliché «mujer-enfermera que obedece ciegamente las órdenes de un hombre-médico», cliché que hoy día es tan real como que hay vida en la luna o que alguna tertuliana sea princesa.
No se puede negar, es cierto, que la imagen de 'las enfermeras' ha estimulado muchos estereotipos a lo largo de nuestra historia, en los cuales se primaba su imagen como icono más o menos sexual, frente a su capacidad profesional, capacidad que ni se conocía ni sobre la que se necesitaba indagar. Ello ha supuesto que en nuestro medio de trabajo hayamos sufrido -me incluyo- cierto acoso sexual por parte de pacientes o familiares; a veces, incluso, de compañeros de todos los estamentos. Miradas como proyectiles a nuestro escote, comentarios sobre nuestro aspecto o la talla de alguna parte de nuestra anatomía, manos que se posan donde no deberían estar, comentarios obscenos de todos los colores... son pequeños detalles -no voy a ahondar en los más truculentos- que dicen mucho de los que se ha sufrido y supongo que se puede estar sufriendo en servicios y plantas de hospitales. Tan sutil es a veces que no se le puede tachar a nadie de nada en concreto y, por lo tanto, tampoco se puede erradicar. Forma parte, ya, del ambiente natural de los hospitales.
Supongo que, cuando los pacientes se ponen bajo nuestros cuidados, a veces se genera una relación a la que muchos y muchas no saben ponerle límites. No entienden que no deben ir más allá de lo meramente profesional y nos adoptan en su vida personal. Muchos y muchas te cogen un cariño sincero, un afecto que no saben evitar. No siempre esta 'adopción' es molesta -por supuesto, depende del paciente-; a veces adopta una forma entrañable y simpática que no resulta molesta pero que sí nos embarca en situaciones embarazosas.
Me explico.
Cuando trabajaba en planta, siempre en Medicina Interna, la mayoría de mis pacientes eran mujeres mayores, muchas de ellas con hijos y nietos, por supuesto. Algunas te cogían tal cariño que te manifestaban su deseo de que fueras su hija o nieta, según el caso... Entonces, siempre, de forma nada casual, salía el tema de su hijo, nieto o sobrino soltero al que le encantarías y con el que harías una pareja magnífica... ¡Más de una de esas mujeres llegó a presentarme formalmente a su 'hombre-soltero' en medio de la habitación, sacándome los colores, con la paciente sonriente de satisfacción al ver 'la buena pareja' que hacíamos!
Tengo el gran 'honor' de reconocer que, en los años que estuve en planta, muchas mujeres -y algunos hombres- me presentaron a su allegado soltero con la esperanza de que la química hiciera saltar chispas en cuanto nos conociéramos y fuera el inicio de una bonita historia de amor...
¡¡En fin!!
Espero que estas palabras sencillas y amenas -espero haberlo logrado- sirvan para cambiar la imagen que se tiene de los profesionales de enfermería y su verdadero papel... ¿Sí?... ¿No?
Bueno, lo he intentado. Eso es lo único que cuenta.
Y, por ahora, nada más.
Comentarios
También he visto series -o pelis, para el caso es lo mismo- de profes liándose con otros profes, con alumn@s, con subdirectores o quien se les plante enfrente.
¿No es la esencia misma de la vida, Lola?
Después de leer tu sesuda aportación, sin embargo, me quedo con la reflexión; supongo que los que no trabajamos en hospitales tenemos una visión casi "sagrada" de todo lo que rodea a la salud. Sí, en efecto, enfermeras, anestesistas, médicos, recepcionistas e incluso, los farmacéuticos, son como nuestros padres, son enormes, ¡cómo es que nos muestran su lado humano así tan abiertamente si son casi Dioses!
me ha parecido muy interesante la entrada. La verdad es que desgraciadamente el estereotipo de enfermera "cachonda" está bastante extendido y gran parte de culpa la tienen los medios de comunicación... Ahora se me viene una serie a la cabeza, hospital central, no hay ninguna actriz-enfermeril que no esté emparejada con el supermédico de turno!!. Lamentable...
Un beso
RAÚL: estoy de acuerdo contigo sólo en parte, porque creo que ninguna otra profesión ha sido tan utilizado como icono sexual lascivo; ni las maestras, ni las policías... No creo que a ninguna de ellas se les haya preguntado, como me preguntaron en su día, cuando aún era joven y apañá, que si ya me había ligado a un médico o si tenía alguno en el punto de mira. Claro que en las series se busca provocar y estimular la curiosidad, por supuesto, es la sal de la vida; pero creo que se debe desterrar ya los iconos antiguos y trasnochados. Hoy día, deberían ser sustituidos por la capacidad profesional que caracteriza el buen hacer de tantos y tantas enfermeros/as. Muchas gracias por opinar. Un abrazo.
ANÓNIMO: tú lo dices con palabras llanas a las que poco puedo añadir, porque lo describes de forma muy acertada y elocuente. Así es, ésa es la imagen. Supongo que a la sociedad en general les da igual esta imagen o incluso, les provoca una sonrisilla condescendiente. Pero a los que nos hemos esforzado toda la vida para que eso cambie, para que predomine nuestro papel profesional nos da tela de rabia. Muchas gracias por leer y opinar. Un beso
Muchas gracias, Bea, por tus palabras de aliento, por leer y opinar. Besos miles. ;)
Descubrí tu blog hace poco y hoy me he animado a comentar, porque la verdad es que todos los temas que tratas me tocan de cerca (soy médico) y me gusta mucho cómo los planteas. Yo también creo que muchas de estas series ponen (en general) al personal sanitario como si fuéramos todos "adolescentes en celo" y, aunque hay algunos casos en los que se parece un poco (viví en un ambiente bastante "hormonado" cuando hice la residencia, supongo que por la juventud de mis compañeros), estoy totalmente de acuerdo en que no creo que haya ni más ni menos relaciones que en otros ambientes de trabajo.
Lo malo es que esas series no dan muy buena imagen de nosotros, bajo mi punto de vista, y es verdad que a las enfermeras se os ha tratado como icono sexual durante mucho tiempo, así que me imagino que, si ya hay algunos compañeros y pacientes que no se cortan ni un pelo en mirarnos el escote y piropearnos como si estuviéramos en una discoteca, con vosotras debe de ser aún peor (por desgracia). Menos mal que poco a poco esto ha ido cambiando, aunque me temo que entre el personal sanitario no hemos conseguido todavía que nos respeten igual que a los hombres... Que conste que hablo sólo por mi experiencia, y que no se puede generalizar en absoluto, pero aún tengo la sensación de que nos queda bastante que trabajar en este sentido.
Un beso y enhorabuena por tu entrada
Creo que, efectivamente, en este trabajo, la gente se empareja como puede hacerlo en cualquier otro.
Besos.
Un beso
SERENA: un conocido me dijo una vez que no comprendía por qué se habían quitado los uniformes de bata-falda abiertos por delante y se habían sustituido por los «pijamas» que llevamos ahora, totalmente anodinos y «que no enseñaban nada de nada» En fin... espero, como tú dices, que algún día se comprenda que los profesionales de enfermería hacen una labor realmente importante en cuidados de Salud y enfermedad. Hoy por lo menos, con la ayuda de esas series y películas, nunca lo lograremos... para muchos la Tele es la Biblia hecha imagen: un dogma de fe. Besos, Serena.
RAÚL: muchas gracias por tus palabras, suponen mucho para mí. Besos
Abrazos fuertes.
RAÚL: he buscado esa serie en internet y he visto corto un trailer. La verdad es que pinta bien. Gracias por tu interés. Un abrazo.
Lo malo de esas series es que la gente se lo cree. No en los lios del personal que sería lo menos grave, se creen el ambiente, la limpieza, la preparación, la dedicación y un largo etc. Esto si que es malo.
Un beso.
Pero hacer una generalidad de tu experiencia es, como siempre que se incurre en estas afirmaciones, erróneo e injusto. Hay profesionales que no trabajan bien, cierto, eso no se puede negar. Pero por suerte, son los menos.
En los años que llevo ha predominado lo bueno, con diferencia, frente a lo malo. Y por ellos, por esa mayoría, por su trabajo, dedicación y buen hacer, está dedicada esta entrada.
A lo malos, ya se la dedicaré algún día.
Un fuerte abrazo, Miarma.
Tampoco nunca ha estado el personal sanitario esperando a que lleguen los enfermos ni otras muchas mentiras que proliferan en estas series.
No me refería al personal sanitario, me refería a la asistencia sanitaria en general de ahí que dijera que lo menos malo era el tráfico sexual entre el personal.
Lamento no haber sabido explicarme.
Un beso.
Gracias, Rafael, por tu aclaración y siento en el alma haberte entendido mal. Besos