Memoria de mi enfermera XII: "No deseado 2"

Se miró en el espejo. Primero de frente, luego de lado. Se levantó la camiseta y se acarició la suave piel de la barriga aún plana y lisa. Posó la palma sobre el lugar que, según había visto ya en los libros, debía de estar ocupando ese nuevo ser en sus entrañas. Se concentró por si notaba algo, lo que fuera, un latido, un rumor, un suave aleteo.
«Aún es demasiado pronto»
Sin apartar los ojos de su reflejo en el espejo apretó los dientes con rabia mordiéndose los labios que le escocieron haciéndola reaccionar. No, no iba a llorar más.
Se bajó con un brusco gesto la camiseta y empujó el espejo de una palmotada que a punto estuvo de golpearse con el armario y, quizá, romperse.
«¡Sólo tengo quince años, por Dios!»
Empujó la puerta de su dormitorio con el pie y, corriendo, se echó boca abajo en su cama enterrando el rostro contra la almohada. Desde que se había enterado de su estado el día anterior, gracias a un test de embarazo que Richi había comprado en una Parafarmacia, no había parado de llorar. A su madre le dijo que había discutido con su novio y la muy ingenua la había dejado a su aire. «¡Mejor no te insisto -le dijo ante el mutismo empecinado de su hija-, que cuando te pones así, no hay quien te aguante!»
Aún recordaba con rabia cómo se había creído las explicaciones de Richi cuando le dijo que la primera vez que se hacía era imposible quedarse embarazada...«¡estúpida, eres una estúpida, una ignorante estúpida!». La pasión del momento, que estaba medio borracha y la fe ciega que depositaba en su novio tuvieron el efecto nocivamente confiado de dejarse hacer, de dejarse llevar sin pararse a pensar más. Fue emocionante hasta que pasó todo, hasta que descubrió que las prisas de Richi no incluían en su bagaje sus propias necesidades.
Y pasó lo que no esperaba que pasara. La regla no le bajó ni ese ni el mes siguiente.
Y un test de embarazo dio positivo el día anterior.
La puerta de la calle chirrió tras girar una llave en su cerradura y se abrió. La voz cantarina de su madre anunciando que había llegado a casa aceleró los latidos en su pecho de forma dolorosa. Se sentó rápidamente en la cama y se puso en pie, nerviosa. Se alisó el cabello, se limpió las lágrimas con el dorso de la mano, mientras pensaba a toda velocidad lo que iba a hacer. Lo que debía hacer. La única en este mundo que podía ayudarla con su problema era su madre. Sólo su madre y nadie más. Nadie más.
Tomó aire y salió de su cuarto camino de la cocina, donde su madre sacaba la comida de las bolsas de mercado. La madre la miró con sus hermosos ojos llenos de alegría por estar de nuevo en casa tras una agotadora jornada de trabajo, por volver a ver a su hija, expectante porque le contara cómo le había ido el día.
«¡Nena, te he traído para cenar...!» Dijo y se interrumpió de pronto al ver el rostro descompuesto de su pequeña. Su sonrisa se murió en sus labios apenas esbozada.
«¿Qué te pasa, hija, qué te...?
«¡Mamá, tengo que contarte algo...!» Le dijo la pequeña, al tiempo que abrazaba a su madre y escondía el rostro en su pecho sin poder evitar empezar a llorar de nuevo.
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Estas cosas pasan tan a menudo que no creo que sea una historia que a ninguno de los que lean esto no les haya rozado alguna vez en su vida, de forma más o menos cercana pero siempre conocida.
Se lo dedico a mi madre, esa mujer de educación antigua y sin estudios de ningún tipo, pero que se tomó la enorme tarea, desde que cumplí once años, de ponerme al día sobre la vida sexual en todos sus aspectos y me explicó los riesgos que conllevan practicar sexo sin poner algún tipo de protección, no sólo para evitar infecciones de riesgo importante y conocido, sino para evitar que me fastidiara la vida para siempre jamás con un hijo en plena adolescencia. Y algo que me dijo siempre y que me repitió hasta la saciedad como si de un mantra se tratara, fue: que si, de todos modos, algún día me veía en un «apuro» contara con ella, con ella y con nadie más.
La educación sexual de nuestros hijos es responsabilidad de nosotros como padres y madres y debe empezar desde el momento en que los niños nos puedan entender, desde el instante en que empiezan a preguntarse sobre el sexo y a acribillarnos con «por qués». Existen aún muchas leyendas sobre sexo que circulan entre los adolecentes, leyendas absurdas que ellos se creen, a veces porque desean creer, otras veces por rebeldía y otras por... ¡quién sabe!
Supongo que poco más puedo decir.
Y, por ahora, nada más.

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Este tema me ha preocupado siempre. Tengo un relato escrito del mismo título -de ahí lo de '2'- que trata el tema de los embarazos en diversas circuntancias. Si alguien desea leerlo:

Comentarios

CumbresBlogrrascosas ha dicho que…
Poco más se puede añadir a lo que tan bien dramatizas en esta pequeña historia que me atreviría a calificar de terror. ¡Cuántas adolescentes habrán pasado por esos momentos de pánico! Y lo que es peor, ¡cuántas pasarán por ellos todavía! La desinformación es el enemigo natural del adolescente en estos temas, que se lanza a hacer lo que supone que hacen los adultos, lo que ve en las películas, lo que lee en lecturas no demasiado recomendables, pero sin tomar ninguna de las precauciones que toman los adultos. Ciertamente es un tema del que todos los que tengamos niños o adolescentes a nuestro alrededor, sean o no nuestros hijos, debemos preocuparnos. La educación es cosa de todos.

Beso.
Lola Montalvo ha dicho que…
CUMBRESBLOG: aún hoy día se siguen escuchando las chorradas que se cotilleaban en mis tiempos mozos: que si con la regla no te quedas, que la marcha atrás es efectivísisisisma, que si te lavas tras hacerlo con agua fría no te quedas... ¡Están jugando a la ruleta rusa con el tambor medio lleno de balas! La educación sexual debe ser precoz, en casa, hablando sin tapujos de todo, sin esa ridícula sensación de vergüenza que muchos padres manifiestan y asumiendo que nos guste o no, nuestros hijos iniciaran sus relaciones sexuales cuando les dé la gana y no cuando nosotros queramos.
irlandaherrero ha dicho que…
Es muy triste cuando las adolescentes deben afrontar problemas de adultos sin la adecuada formación y, como tú bien dices, la única solución es la debida información por parte de padres y educadores, sobre todo si tenemos en cuenta que los embarazos no deseados pueden evitarse si se sabe cómo hacerlo.
Tu historia es sobrecogedora y una muy buena ilustración del drama que conlleva esta desinformación. Como siempre, inyectas humanidad a hechos que por cotidianos pueden llegar a parecernos menos dramáticos de lo que son.
Besos, Lola, y me encanta tu nuevo look ;-)
Dolores Redondo ha dicho que…
Lo mas triste es que para muchas adolescentes la historia de terror empieza justo donde tu la interrumpes.Muchas no cuentan con una madre que ,aunque desolada y enfadada ,las abrace mientras lloran.La falta de comunicación que no se forjó ya en la infancia ,pasa su factura mas cara cuando una niña se ve sola ante esta situación ,o peor aun repudiada o maltratada.
Me ha gustado mucho tu escrito , ya ves que me ha resultado inspirador .
Saludos
Dolores Redondo Meira
Lola Montalvo ha dicho que…
IRLANDA: creo que con el remolino que se ha liado con lo de la ley del aborto, más debería preocupar la prevención de este problema y no tener que llegar a soluciones drásticas que a muchos no gusta. Muchas gracias por tu comentario, Mariluz. Besos y un fuerte abrazo.

DOLORES: bienvenida a este humilde blog. He procurado plasmar el problema en un entorno familiar sano, en el entorno que todos los adolescentes deberían tener en su casa. Por supuesto, situaciones espantosas se dan a diario y a veces, la realidad toma vestiduras de espanto y el embarazo es el nefasto resultado de violaciones, dentro o fuera de casa. Cuando yo era pequeña "se llevaba" echar a la niña a la calle, como si fuera un animal. alguna echaron en mi barrio. Todos tenemos mucho que hacer àra prevenir y para dar solución a este espantoso problema. Ojalá todas las jóvenes que sufren esto, tuvieran una madre/padre comprensivo en quien apoyarse.
Gracias por venir y por opinar. Un abrazo.
Anónimo ha dicho que…
Muy real la historia.... me dan mucha pena estas cosas porque cuando se dan cuenta ya no tiene remedio y tienen toda la vida por delante... muy triste sí, y es verdad que lo he visto de cerca. Juanjo
Libertad ha dicho que…
¡Qué pena que no haya educadores sexuales en los colegios que expresen la vida de un modo tan claro y preventivo!.Sólo quisiera añadir que desgraciadamente hoy en día son también muchas personas supuestamente adultas las que necesitan de esa tan necesaria educación sexual para que dejen de traumatizar a sus hijos con la indiferencia hacia la sexualidad.Creo que la sexualidad es muy hermosa cuando hay sentimientos entre personas conscientes de sus actos y que mantener sexo por probar es responsabilidad sobre todo de la sociedad que hace prácticamente del sexo el único sentido vital ¡y qué equivocados están todos!.Son muchos los dramas que nacen de la sexualidad, no sólo los embarazos no deseados sino mil y una patología afectivas que marcan absurdamente la vida de muchas personas y ya no sólo adolescentes.
Lola Montalvo ha dicho que…
JUANJO: Es una pena enorme, es cierto. Es una forma de arruinarse el futuro y de jugarse la vida, porque en las adolescentes, el embarazo es un riesgo para su salud y para la vida: la suya y la del pequeño. Pasa demasiado a menudo y eso sólo puede suponer que algo falla. Muchas gracias por leer y por opinar. Un abrazo.

LIBERTAD: aquí, en Andalucía, existen profesionales de la salud que dan charlas en los colegios a los adolescentes sobre Educación Sexual... Tengo un compañero que se dedica, entre otras cosas, a esto. Pero la verdadera educación sexual debe darse en casa. Por ello, indicas algo que es cierto: muchos padres/madres son los que deberían recibir educación sexual ELLOS... ¡Mal pueden enseñar lo que no saben, lo que desconocen! Y en demasaidas ocasiones desconocen qué rumbo siguen sus hijos como para plantearse que deben hacer algo...
¡En fin!
Es un problema de todos, o eso creo.
Muchas gracias por leer y por opinar.
Un abrazo
Ana ha dicho que…
Y si los padres no lo hacen, ahí esta la enfermería para educar en los colegios, ¿no crees, Lola? Sería estupendo. Eso sí, el apoyo y la información por parte de la familia siempre es buena y proporciona confianza a los hijos. Un saludo :)
Lola Montalvo ha dicho que…
ANA: tienes toda la razón, el papel de la enfermería en Educación para la Salud es cada día más importante, pero por desgracia de efectos limitados. Además, algunos de los profesionales que se dedican a esta labor no están muy convencidos de su utilidad. Creo que el esfuerzo debe ser de todos. Quizá así, algún día, sólo tenga hijos el que realmente lo desea.
Besos, Ana, me encanta verte de nuevo por estos lares. :)))
Elena ha dicho que…
En muchas ocasiones el conocer los riesgos no es suficiente, la adolescencia es rebelde y prevalece el.... "a mi no me pasa", "son unos exagerados" o "dicen todo eso para que no lo hagamos". Es importante la información, pero no se de que manera debemos transmitirla para que la integren.
Hace poco que te he descubierto, y disfruto mucho con tus escritos, sigue con ello.
Un abrazo
Cielo yo no sé apenas escribir, tan sólo me dedico a leer lo que encuentro y si es bueno intento dar a conocer a todo el mundo lo que he leído, por lo tanto he de de decir que es precioso esto que has escrito y te ánimo a que escribas mucho más, un saludo de un lector amigo de las buenas ideas.
ana ha dicho que…
El trabajo de cada día, las pequeñas cosas y las grandes de cada rutina, la mirada... todo se dispone para que ella, cuando lo necesite, sepa que estoy. Si llega un momento duro en su vida, y no sabe que estoy, todo habrá sido un enorme fracaso yun despropósito...

... sólo quiero que ella sepa que estoy. Y siento una inmensa pena por aquellos jóvenes que no tienen a nadie. A nadie. Porque son responsabilidad nuestra, y sólo nuestra. Tenemos la obligación de darles unas alas fuertes a su libertad. Fuertes y equilibradas. Pero sí caen, también tenemos la obligación de estar ahí.
Juanma ha dicho que…
Querida Lola: es una, una más (madre mía, ¿cuántas son?), de mis prioridades en la educación de mis hijos. Confío en hacerles ver que deben disfrutar la sexualidad sin prejuicios y sin riesgos. Tener un hijo es la mayor responsabilidad. Con quince, con dieciocho, veinte años no sólo no se ha conseguido la madurez necesaria, sino también hay toda una vida entera para disfrutar, para aprender.

El relato, por otra parte y como es costumbre, acierta plenamente en la recreación y la precisión. Difícil, pero lo consigues.

Un fuerte beso.
Lola Montalvo ha dicho que…
ELENA: los adolescentes siempre procuran cruzar ciertos límites para ponerse a prueba, cierto. Pero creo, ¡creo!, que si desde que son pequeños, desde que puedan comprender, les tratamos estos temas con naturalidad y sin tremendismos, siempre quedará algo. Entonces en el momento que se pongan a ello, lo recordarán y sabrán ser prudentes. en eso confío.
Elena, muchas gracias por tus palabras, debes saber lo mucho que me animan. Gracias por leer, por comentar y por venir. Un abrazo

ALFBRATOS1976: Amigo lector de buenas ideas: muchas gracias. Este espacio tiene sentido si lo visitan personas como tú. Muchas gracias por tu visita y por comentar. Un abrazo.
Lola Montalvo ha dicho que…
ANA: Tu hija tiene en ti alguien maravilloso que yo sé que ya valora en su justa medida. Es cierto que nuestros hijos se equivocaran y meterán la pata muchas veces aunque les hayamos dado las herramientas adecuadas para evitarlo. Lo importante, lo verdaderamente importante, es que estemos ahí para ayudarles cuando llegue ese momento, que sepan que no están ni estarán solos. Eso es lo que permite que tu peque duerma con esa placidez con que lo hace, con esa carita tan preciosa. Tú velas por ella. Besos miles, amiga.

QUERIDO JUANMA: cierto, tú lo has dicho: lo hijos son una tremenda responsabilidad, a la edad que se tengan. Los padres debemos asumirla desde el principio y esforzarnos hasta el agotamiento para brindarles las herramientas necesarias para afrontar este mundo tan difícil. Y la comunicación fluida y constante sobre todo tipo de temas es lo primordial. No entiendo a esos padres que aún, hoy día, manifiestan reparos en hablar de sexo con sus hijos adolescentes.
Gracias por venir de nuevo, se te echaba de menos. Un fuerte abrazo y besos miles.
Lola Montalvo ha dicho que…
CREATIBEA: tienes toda la razón. Yo creo que lo que falta, precisamente, es tratar estos temas con naturalidad, que los padres consideren que es algo probable que sus hijos inicien relaciones sexuales en la adolescencia, aunque no les parezca adecuado. Al igual que beben, al igual que se visten como les da la gana, al igual que hacen muchas otras cosas que no deberían por su edad, pero que harán nos pongamos como nos pongamos. Un abrazo
Serena van der Woodsen ha dicho que…
Para mí, sin duda alguna, la clave y responsabilidad son los padres. La familia constituye uno de los pilares en los que se forja nuestra perdonalidad y cumple el papel de educadora, o al menos debería. Y la educación es prevención.
Con trece años me enseñaron mis padres un preservativo. Pero la educación sexual comienza desde la infancia, desde el simple hecho de aprender a ducharse uno solo, de conocer y reconocer nuestros propios cuerpos.
Estoy a favor del aborto, porque un método anticonceptivo puede fallar, porque una mujer tiene derecho a decidir cuándo quiere ser madre, porque las circunstancias de la vida pueden ser muy complejas, porque una adoloscente no está preparada para ser madre a ningún nivel...
Me enrollo. En cada cosa que escribes resulta tan fácil ponerse en la piel del otro...
Lola Montalvo ha dicho que…
SERENA: muy bueno tu comentario y esa frase tan diáfana: «la educación es prevención» que creo a pie juntillas. Dar herramientas a los jóvenes para prevenir mediante la educación. También considero que el aborto, aunque es algo desagradable e indeseado para casi todos, es una herramienta imprescindible en nuestra sociedad, pero no como medio anticonceptivo, sino como último recurso.
Y gracias por tus palabras, son gratificantes.
Un abrazo.
Bye. ha dicho que…
Excelente e interesante Blog.
Lola Montalvo ha dicho que…
BLOOD... Gracias por tus palabras. Son muy estimulantes y alentadoras. Un saludo

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