Memoria de mi enfermera XX: "Esperar..."
Hace seis meses que espero. Me
dieron la noticia, me explicaron lo definitivo de mi enfermedad, tras varias
semanas de estar ingresado por una terrible dolencia que, aunque siempre supe
que era grave, nunca imaginé que pondría en riesgo mi vida.
El médico no se anduvo por las
ramas al contarme lo que sería y lo que supondría desde ese momento mi
realidad: necesito un trasplante.
Esas palabras resonaron en mi
cabeza durante un tiempo que me resultó eterno, doloroso... Me costaba razonar la
cruda realidad de que mi supervivencia dependa de que llegue un órgano sano y
lo pongan en mi cuerpo para sustituir al mío que ya no hace su función.
Entender que tu vida depende de
que en un tiempo, no demasiado amplio, en una contrarreloj infernal, se
encuentre un órgano sano para que tú puedas tener una segunda oportunidad es
algo desolador. Cierto. Una persona que vive, que respira, que piensa, que
planea su ahora y su mañana, de repente dejará de tener todo eso. Por vueltas
del Destino, ese tirano al que nunca comprenderemos y que regula nuestras vidas
a su antojo pero con la exactitud del mecanismo de un reloj, un día esa persona
dejará de vivir. Su familia, arrebatada por el dolor de la pérdida, de la
noticia aún no asumida, acuciada por la falta de tiempo, sin posibilidad de
detenerse a meditar, tomará una de las más terribles y a la vez altruista de
las decisiones. Donará sus órganos. Entonces tendré una oportunidad gracias a
la más absoluta generosidad que pueda existir: la posibilidad de dar vida.
Entender eso es desgarrador.
Terrible, espantoso. Doloroso.
Asumirlo, difícil…
Pero..., pero aun así, ese
trasplante supone una nueva oportunidad para poder llegar a tener una vida aceptablemente
normal. Una vida como la de los demás, como la de los que, mientras caminan por
la calle, viajan en el metro abstraídos en sus pensamientos o trabajan en los
campos, ignoran el calvario que me ha tocado vivir.
Debo esperar... y espero.
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España es el país más generoso
del mundo. En este país se realizan más trasplantes que en cualquier otro país
del mundo, impulsados por la generosidad más absoluta, sin que los donantes o
sus familias reciban nada a cambio. Hay ciertos trasplantes cuyos órganos no
queda más remedio que obtenerlos de personas que ya no viven, como el que he
querido reflejar en el texto, algo cotidiano y terrible que muchos desconocen.
Pero otros muchos injertos y tejidos, gracias a los avances increíbles de la
ciencia, se pueden obtener de personas vivas, que dan un trocito de sí mismas
para que otros puedan recuperar la esperanza de una vida aceptablemente normal.
Hasta ahora, como donante vivo, solo se aceptaban a familiares directos del enfermo receptor. En España, por estas fechas, se está poniendo en marcha la posibilidad de que un donante vivo, sin relación alguna con los receptores, pueda donar. Es algo que ya existe en EEUU, por ejemplo. Se le llama «El buen samaritano», creo que una metáfora que se
queda corta con respecto a lo que supone donar un órgano o un trozo de tejido para
que otra persona pueda recuperar sus posibilidades de vida. El nombre técnico
es «donante altruista» y Están incluidos en un estricto protocolo de la ONT
desde 2010 —Protocolo de donación renal altruista,—.
Sé lo que supone estar en una
lista de espera para recibir un trasplante. Vivir pendiente del teléfono, ver
que pasan las semanas...
Mi corazón y mi esperanza están
con todas las personas y sus familias que viven una situación similar. La
generosidad de muchos permite que un día esa espera culmine con éxito y se abra
ante ellos la esperanza de una vida mejor. Este mundo no es tan feo como
aparenta a veces; hay mucha gente buena que sí piensa en los demás.
Con este como todos los artículos
que escribo apoyo y hago campaña en favor de la donación de órganos y tejidos;
donar es dar vida.
Y, por ahora, nada más.
Comentarios
Saludos de un proyecto de aux. de enfermeria ;)
Muchas gracias por tus comentarios. Mi objetivo es precisamente ese: tratar con respeto estos temas tan delicados, pero darlos a conocer.
Proyecto de auxiliar de enfermería, te deseo lo mejor. Besos miles
España no sólo es el país más generoso, es el país que tiene la tecnología más avanzada en cuanto a trasplantes. Basta ver las noticias.
Igualmente, en una conversación de casa nos aclaramos entre todos que en caso de muerte accidental de algunos de los miembros de la familia se donara.
De todas formas sigue siendo un tema terriblemente complicado.
Saludos.
Felicidades de nuevo por esta entrada.
Besos.
MIARMA: eso es lo mejor, dejarlo claro para que no haya dudas en momentos tan delicados. Imagínate el papelón del médico que debe informar a la familia de una pérdida y solicitar una donación, todo en cuestión de minutos. Muchas gracias por opinar y participar, Rafael. un abrazo
JUANMA: Te digo una cosa, querido Juanma: muchas veces el dolor de la pérdida se ve en parte consolado al saber que han podido ayudar a otra persona al salvarle la vida. La generosidad humana en estos casos -y en otros muchos, la verdad- es maravillosa. Gracias por opinar y besos miles.
GRACIAS A TODOS por manifestar vuestra intención de ser donantes.
UNA ANA EN CONCRETO: estos días atrás una buena amiga ha recibido un trasplante de corazón que le da una nueva oportunidad para recomenzar su vida. La generosidad de la humanidad emociona. Besos miles y gracias, Ana.
No sólo es que una persona sea capaz de pensar en los demás y ser generosa... no es sólo eso. Es mucho más; ES UNA PERSONA CAPAZ DE PENSAR EN LOS DEMÁS CUANDO ESTÁ VIVIENDO LA CIRCUNSTANCIA MÁS DRAMÁTICA DE SU VIDA, UN DOLOR INFINITO HABITA SU ALMA.
UNA PERSONA QUE PIENSA EN LOS DEMÁS... JUSTO EN ESE MOMENTO DE INTENSO DOLOR; LA DESPEDIDA DE UN SER MUY QUERIDO.
Yo también lo he visto. He visto padres que han donado los órganos de sus hijos. Nada hay más grande que un ser humano. Nada.
Me pude trasplantar, y hoy estoy muy bien, después ya de 8 años del trasplante... Gran articulo y mucho ánimo a tod@ds !!!!!!